Según el profesor e investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos, Dante Romano, los productores aún retienen 12 millones de toneladas del grano, mientras que otras 4 millones fueron entregadas sin fijación de precio.

Si bien las ventas de soja nueva han tomado impulso, el comportamiento sigue dentro de lo esperado para esta época del año. Sin embargo, Romano advierte que los precios actuales, en torno a los 300 USD/tn, no resultan atractivos para los productores debido a los riesgos productivos y la menor expectativa de cosecha.

"Con la caída en la producción esperada, se necesitan mejores precios para alcanzar el punto de equilibrio", explicó. El panorama climático sigue siendo un factor determinante.

La Bolsa de Comercio de Buenos Aires reportó una caída de 4 puntos en la calidad buena a excelente de los cultivos y una merma de 2 puntos en la condición hídrica.

Aunque en las últimas semanas se registraron lluvias en la zona núcleo, los cultivos aún no logran estabilizarse por completo. En contraste, el noreste argentino sigue siendo la región más afectada por la falta de precipitaciones, aunque se espera un alivio en los próximos días.

En términos de comercialización, Argentina registra un ritmo inferior al promedio. Solo el 2% de la nueva cosecha ha sido vendida con precio, en comparación con el 7% en igual período de otros años.

Por su parte, la comercialización de la soja de la campaña anterior se encuentra en el 67%, frente al 76% del promedio histórico. "A esta altura del año pasado, los productores retenían solo 4 millones de toneladas, lo que marca una diferencia significativa", destacó Romano.

A nivel internacional, la cosecha de soja en Brasil avanza lentamente debido a problemas logísticos que retrasan su llegada a los puertos. A pesar de ello, los analistas no dudan de que Brasil tendrá una cosecha abundante, lo que podría impactar en los precios globales.

En tanto, Argentina y Paraguay enfrentan problemas productivos, aunque el abastecimiento global sigue en niveles cómodos, con China reduciendo su ritmo de compras. En el caso del maíz, el equilibrio entre oferta y demanda es más ajustado, debido a la menor producción en Estados Unidos y la baja exportación de Brasil.

A esto se suma la incertidumbre sobre la siembra de la safrinha en ese país. Por otro lado, en el mercado del trigo, la menor presencia de Europa y Rusia ha beneficiado a exportadores como Argentina, Australia y EE.UU., aunque los stocks globales siguen en niveles moderados.

El panorama económico global también influye en la evolución de los mercados agrícolas. Con una inflación en alza en EE.UU. y un dólar debilitado, los commodities podrían encontrar cierto respaldo.

No obstante, la posibilidad de nuevas políticas comerciales por parte de la administración de Donald Trump genera inquietud en los mercados. "El mercado sigue en un delicado equilibrio entre oferta y demanda.

La demora en la comercialización de soja en Argentina responde en parte a la incertidumbre climática y de precios. Si los valores internacionales caen, podríamos ver precios locales más bajos en las próximas semanas", concluyó Romano.